Creo que Dios siempre tiene un lugar especial predeterminado para todas las donaciones que recibimos sin solicitarlas. Ellas rinden la oportunidad inesperada de ver a alguien sonreír o satisfacer una necesidad que no conocíamos.
Esta donación en particular no fue planeada ni solicitada; pero alguien la donó y se hizo parte de nuestro equipaje.
Un vistazo a la foto a explica por qué esta donación en particular llegó hasta Yaguajay.
Sí, a Dios le gusta vernos usar nuestra destreza física en los deportes, especialmente que los niños se diviertan. ¡Qué gran Dios tenemos!
Nota: la nueva pelota todavía no estaba inflada.